viernes, 6 de mayo de 2016

101 PEREGRINOS... O DE COMO LA UNIÓN HACE LA FUERZA


El 30 de Abril nos levantábamos a las 6:30 de la mañana para ponernos guapos en un día especial: la puesta en escena del EQUIPO ULTRA TRAIL TORDESILLAS.

Tras desayunar y preparar todos los enseres, partimos al estadio municipal de El Toralín.

A las 8:30 de la mañana salen las bicis y a continuación la gente que vamos a pie, entre ellos, 8 valientes que vienen de la meseta más árida, seca y llana, 8 bravos guerreros que no conocen el miedo ni el dolor ni tampoco los verdes, húmedos y empinados montes que rodean a Ponferrada.


A las 8:45 partimos pues en busca, no de la meta, si no de experimentar sensaciones que quedarán grabadas a fuego para los restos, que ahondarán la leyenda de 8 Tordesillanos que pudiendo rendirse no lo hicieron, que creyeron en el equipo de forma ciega y que compartieron todo sin reservar nada.







A primera hora los kilómetros pasan rápido y las bromas y risas se suceden, siendo un terreno de sube y baja en el que el llano domina la mayor parte del trecho. No hemos calentado siquiera y ya hemos llegado al primer avituallamiento, en el kilómetro 5 y al que volveremos de manera muy diferente a como nos encontramos ahora. Nos reciben con sonrisas, chistes y los brazos abiertos, además tienen bollos y fruta. Hospitalidad made in Bierzo.

Una parada rápida pues estos primeros km son muy facilitos y vamos frescos, tanto de mente como de físico, lógicamente.



Poco a poco van pasando los km y el terreno fácil va dando paso a terreno más empinado y vertical que nos obliga a caminar, es momento de guardar cuando todavía tenemos fuerzas. Ha caído la primera hora en carrera y apenas hemos recorrido 9 km, vamos muy conservadores pero el secreto aquí es siempre guardar para más adelante.


Hemos de decir que los avituallamientos se colocaban cada 5-8 km lo que posibilitaba descansar unos minutos antes de asumir el siguiente tramo de km y favorecían el ir conservador, sobre todo a nosotros que no nos importaba la marca sino el equipo. Así vamos recorriendo pueblos y km hasta hacer una parada técnica en el km 28 donde informamos a nuestros seres queridos que llevamos 1/4 de carrera y algo más de 3h 30 minutos, hacemos ademas algún estiramiento que nos aliviará posteriores molestias y continuamos.



Tras casi 4 horas de carrera comenzamos a darnos cuenta de que son casi las 13:00 horas y que comienza a calentar bastante más de lo que preveíamos. El terreno se nos ha complicado bastante porque en las montañas todavía hay nieve, lo que hace que con las lluvias caídas semanas atrás esté hasta arriba de barro complicándonos ciertas partes del camino haciéndolo peligroso.  Además de las caídas, el miedo que nos da es que, por culpa de la humedad, nos salgan ampollas en pies, lo que seria un calvario para continuar hasta meta.

Justo cuando más calienta, entramos por una vereda al abrigo de la arboleda, donde se trota de forma cómoda, y es en una de éstas, donde un barrizal que parecía menos, nuestro compañero José Antonio Diez nos da el susto del día, ya que sin llegar a caerse ha quedado en una posición en la que parece haberse hecho mucho daño. Tras las ayudas de rigor, se recompone pronto y continuamos con nuestra tónica habitual de risas y chistes. Salimos de la arboleda para entrar en una pista seca como la meseta castellana de la que procedemos, calienta el sol de forma implacable pero pronto pararemos a comer plátano y rellenar agua, corre el km 36 aproximadamente.






Seguimos por un paraje encantador (si es que todo el Bierzo no lo es ya de por sí), por un sendero que, aunque jalonado de piedras al que estar atento para no tropezar, está repleto de tesoros. En apenas un par de km nos topamos con rocas horadadas por la acción kárstica, aldeas abandonadas y demás parajes que hacen que el sufrimiento quede en nada y el alma ensanche hasta salirse del propio cuerpo un poco más. Por si esto fuera poco, en el km 41 por nuestro GPS, hay otro avituallamiento, el cual correspondería con el punto kilométrico 37,5 de la carrera en el que hay empanada y unas señoras majísimas que nos animan a comer como en casa de la abuela.

Sin entretenernos mucho seguimos, pues en el km 48 tenemos comida a base de pasta, que será adecuada al esfuerzo que realizamos.

Poco a poco caen los km y llegamos al ansiado km 48 que será el 42 de la carrera por lo que parece que ésta se va a alargar un poco más de la cuenta...
 Allí nos esperan tres santas: Belén, Montse y Begoña que además de animarnos, nos reponen con una tortilla de patata que está de premio. Ellas serán nuestro ángel de la guarda en todo momento y conocerán nuestra localización exacta en carrera. (Se merecen un premio.)




Tras una parada más larga de lo esperado continuamos con la segunda mitad de carrera, la más dura sin duda, por el calor, por el frío, por el cansancio acumulado, por el terreno...

Salimos animados a comernos los km restantes pero decidimos ponernos a caminar antes de comenzar a correr ya que con el estomago lleno, éste nos puede dar problemas y viene un terreno poco propicio para poner nuestro corazón a tope de pulsaciones.

Si antes de comer calentaba, lo de ahora es ya casi un infierno, en el que la gorra se seca apenas cinco minutos después de mojarla. No hay sufrimiento si hay equipo y poco a poco vamos subiendo haciendo frente al grueso de desnivel positivo que resta para llegar a meta. Debemos hacer frente a un tramo bastante vertical, donde calienta y donde estaremos unos 14 km sin apoyo de ningún tipo.

La actitud y estado anímico del equipo es buena, más si cabe después de ver que mucha gente con bici y a pie han decidido literalmente tumbarse entre las escobas del monte, a la sombra, rotos de cansancio y agotamiento. Los vemos a ambos lados y los preguntamos, ya de forma mecánica, si necesitan algo y se encuentran bien.

De momento estamos en el km 60 y lo llevamos poco a poco, parando cuando alguno de nosotros tiene alguna molestia ocasionada por estar en terreno no habitual. Hasta el km 70-72 seguiremos sufriendo los rigores del sol, aprovechando cualquier arroyo, manantial o avituallamiento para mojarnos y refrescarnos, ya que el recorrido discurre por la zona de solana de la montaña que más que el Bierzo parece la selva.

Por otro lado, cuando agradecíamos que el sol se empezara a esconder tras las montañas, empezó a correr un aire helado y húmedo que nos hacía tiritar de frío. Empezamos a pasarlo realmente mal, pero estamos juntos en el km 75 y queda poco para llegar al siguiente avituallamiento.

Es al llegar al avituallamiento del Alto de la Braña cuando empieza a correr de verdad el aire y a darnos cuenta del frio que pasaríamos hasta llegar a meta. Nos hidratamos a base de refresco de cola y comemos algo de fruta para ir tirando hasta el Ferradillo.

Poco a poco llegamos al Ferradillo, donde una única vivienda recién rehabilitada domina una aldea hasta hace poco deshabitada. Aquí los militares nos ofrecen su tienda donde hace calor, agua, bebida isotónica y algo de fruta. También nos informan de algo que ya sospechábamos: no quedan 21 km sino casi 30, parece que nos vendríamos abajo pero estamos bien de fuerzas, los que flaqueábamos un poco algún km atrás ahora estamos dispuestos a rodar a buen ritmo, hemos resurgido cual ave fénix y seguimos en busca del siguiente avituallamiento.




A medio camino y en plena bajada nos encontramos con un corredor que se halla accidentalmente sin frontal, lo metemos en el seno del grupo e iluminamos sus pasos hasta el siguiente pueblo, allí encontrará lo que desea.

Poco a poco vamos informando a nuestros seres queridos que vamos acercándonos a meta (son las 00:00), ha pasado un poco de tiempo desde que salimos esta mañana y las molestias parecen salir a la luz después de tanto km a cuestas. Jose Antonio Abril parece que le molesta un gemelo, a Samuel la rodilla, a Cesar el aquiles... a todos nos va doliendo algo como es lógico.

Seguimos por los senderos bercianos atestados de barro y en medio de la nada... allí están, Belén, Begoña y Montse.





Cogerán el coche para poder marchar pronto a la cama una vez lleguemos a meta, lo que nos costará pues vamos con molestias y esas sólo se quitan parando, lo que tendrá lugar después de meta.

Seguimos hasta el siguiente pueblo que se encuentra cerca, pues se oye griterío y se ven luces. Allí un poco de caldo nos pondrá las pilas y nos quitará parte del cansancio acumulado. Tras salir del avituallamiento, ya apenas rodamos, el terreno lleno de barro, casi pantanoso, y las continuas molestias que arrastramos hacen que los km caigan lentos aunque de forma inexorable.

Cada vez cuesta más llegar al siguiente avituallamiento, sólo queda uno pero se hace eterno, aun a sabiendas de que cada paso dado resta uno hasta llegar a meta.

El tiempo pasa lento, son las dos de la mañana, y estamos literalmente congelados de frío. Poco a poco avanzamos pensando en las ganas que tenemos de una ducha caliente y un colchón comodo...

Llegamos al primer avituallamiento de la carrera, que al discurrir la ultima parte del recorrido por el mismo camino, es también el último. Nos esperan y se alegran de vernos, llevan aqui todo el día alegrando la vida a los corredores y les queda más tiempo que a nosotros para meterse en la cama. Están igual de cansados que nosotros pero les da lo mismo. Nos animan y nos dan todo lo que tienen, se levantan para que descansemos un rato. Les agradecemos de corazón todo su esfuerzo y continuamos, el reto está a punto de caer.


Poco a poco continuamos y ahora refresca más si cabe. Vamos llegando a Ponferrada que no hemos dejado de divisar desde hace muchos km. La ultima parte discurre paralela al río con lo que eso significa en cuanto a frío. Seguimos caminando, algunos de nosotros tenemos serias molestias, pero ya está conseguido. Divisamos el puente y cogemos la calle que nos llevará al estadio, donde terminaremos lo que empezamos, en equipo, siendo unos la muleta de otros, otros el apoyo de unos, uno solo, indivisible.





Llegamos a meta en torno a las 3:45 de la madrugada, ateridos de frío y muy doloridos pero inmensamente orgullosos del trabajo realizado por cada uno de nosotros en favor siempre del equipo. Conseguir hacer meta en estas carreras es muy dificil, hacerlo la totalidad del equipo por mucho que nos apoyemos unos a otros es casi imposible, Tordesillas puede presumir de tener el equipo más numeroso que llegó a meta en esta prueba.


PD: Me gustaría resaltar que además de nosotros, hay gente que hace un verdadero esfuerzo porque nosotros hagamos esto. Se trata de nuestras familias, las cuales nos apoyan de forma ciega e incondicional en este tipo de retos y locuras, que aún no entendiendo nada, nos respetan y apoyan, nos alientan y dan cariño cuando más lo necesitamos.