1. Moverse con la carga mínima: Yo desde el principio me incliné por usar una mochila de 5 litros de capacidad en lugar de una de 10 litros diseñada para ultradistancia: a menor capacidad, menor espacio para cosas superfluas, menor peso. Al igual que en la vida, lo ideal es moverse con lo mínimo indispensable, lejos de artificios y adornos que nos hacen perder tiempo y energía. Ir a la esencia de las cosas es para mí la mejor opción.
2. Relativizar las cosas (buenas y malas): Alguien dijo una vez que en las carreras de larga distancia se muere varias veces y se resucita otras tantas. Hay veces, en las que tu rendimiento cae en picado de repente, sin razones aparentes (aunque las hay y no son tan aparentes), en las que te duele hasta las pestañas hasta que, algo ocurre, algo cambia, aumentan tus prestaciones sin darte apenas cuenta, ya no te duele nada y estás volando.
Por tanto, aprendes que todo pasa, que todo es relativo. Si estás mal se pasará, si estás bien, aprovecha, que también pasará. Siempre se puede dar un poco más, si somos capaces de comprender que las malas rachas existen pero que éstas terminan. Todos los túneles tienen un principio y un final.
3. Para llegar lejos rodéate de buena compañia: Los masai dicen: "Si quieres ir rápido ve solo, si quieres llegar lejos ve acompañado".
Como todo en la vida, rodearse de buena gente con quien hacer equipo, gente que tire de tí en los momentos malos y de quien tirar en los buenos, con quien repartir la carga psicológica es fundamental a la hora de afrontar cualquier reto o situación. Entrenar en grupo o trabajar en equipo da satisfacciones que no aporta el trabajo en solitario. Somos animales de manada.
4. Hacer las cosas con el corazón: Para afrontar una carrera (u otro reto o proyecto) en la que sabes que vas a invertir una cantidad de tiempo considerable, tanto en preparación como en llevarla a cabo, debes preguntarte a tí mismo si realmente es algo que quieres hacer. Sí te sale ardiendo de lo más profundo de tu ser, sí te crea la suficiente ilusión como para levantarte con brillo en los ojos cada día a pesar de las dificultades, ese es tu reto, ese es tu proyecto, y es que como dijo El Principito: "sólo con el corazón se ve bien, lo esencial es invisible a los ojos".
2. Relativizar las cosas (buenas y malas): Alguien dijo una vez que en las carreras de larga distancia se muere varias veces y se resucita otras tantas. Hay veces, en las que tu rendimiento cae en picado de repente, sin razones aparentes (aunque las hay y no son tan aparentes), en las que te duele hasta las pestañas hasta que, algo ocurre, algo cambia, aumentan tus prestaciones sin darte apenas cuenta, ya no te duele nada y estás volando.
Por tanto, aprendes que todo pasa, que todo es relativo. Si estás mal se pasará, si estás bien, aprovecha, que también pasará. Siempre se puede dar un poco más, si somos capaces de comprender que las malas rachas existen pero que éstas terminan. Todos los túneles tienen un principio y un final.
3. Para llegar lejos rodéate de buena compañia: Los masai dicen: "Si quieres ir rápido ve solo, si quieres llegar lejos ve acompañado".
Como todo en la vida, rodearse de buena gente con quien hacer equipo, gente que tire de tí en los momentos malos y de quien tirar en los buenos, con quien repartir la carga psicológica es fundamental a la hora de afrontar cualquier reto o situación. Entrenar en grupo o trabajar en equipo da satisfacciones que no aporta el trabajo en solitario. Somos animales de manada.
4. Hacer las cosas con el corazón: Para afrontar una carrera (u otro reto o proyecto) en la que sabes que vas a invertir una cantidad de tiempo considerable, tanto en preparación como en llevarla a cabo, debes preguntarte a tí mismo si realmente es algo que quieres hacer. Sí te sale ardiendo de lo más profundo de tu ser, sí te crea la suficiente ilusión como para levantarte con brillo en los ojos cada día a pesar de las dificultades, ese es tu reto, ese es tu proyecto, y es que como dijo El Principito: "sólo con el corazón se ve bien, lo esencial es invisible a los ojos".