Libros, viajes y aprendizajes varios en otras áreas, me han servido para darme cuenta de que hay vida mas allá del deporte, de lo afortunado que soy, pero también para darme cuenta de que realmente quiero seguir dedicándome a coleccionar retos deportivos que hagan de mi existencia una vida plena.
Para volver a empezar es preciso volver al origen, mucho más maduro, utilizando lo aprendido, empleando los errores cometidos para que no se produzcan desequilibrios ni descuidos en otras facetas de la vida.
Este es el objetivo, disfrutar a tope |
La verdad es que ya tengo ganas de enfundarme la mochila y las zapatillas, pero lo que mas añoro realmente es enfrentarme a un ultramaratón.
No se si echo de menos los nervios previos a la salida, la sensación de soledad en medio de la nada, el subidón de cruzar la meta tras muchos km o la paz que acompaña a mi ser los días posteriores a conseguir un objetivo.
He aprendido tras varios ultramaratones que no somos felices consiguiendo cosas, somos felices mientras luchamos por ellas. Las mejores cosas de este mundo no son cosas, las mejores cosas no se ven, se sienten. Correr que hace que mi cuerpo se exprese libremente para poder indagar en mi interior.
Somos felices intentándolo... |
Ahora, con las primeras zancadas en soledad, es momento de plantear los retos futuros, esos que nos harán tener brillo en los ojos para entrenar con calor o frío extremo, llueva o nieve. Para ello habrá que mirar dentro de nosotros para ver que es eso que nos mueve a seguir, eso que, a pesar de todo, digamos "mereció la pena".
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